¿Cuál es la química que hay detrás de los juegos artificiales?

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Dicen que Hong Kong, Río de Janeiro, Taipei o Beijing están entre los mejores del mundo en el arte de la pirotecnia lúdica. Aquí en España podemos presumir de los espectáculos que ofrecen en Elche, Cataluña, Murcia o la Comunidad Valenciana. En cualquiera de los casos, los fuegos artificiales son pura química

Su origen, directamente relacionado con la invención de la pólvora, se remonta a hace más de 1000 años en China (según las memorias de Alfonso XI de Castilla). Después, los árabes llevaron la fórmula de este material inflamable a Europa durante su expansión por España y el Norte de África. Por desgracia, como podéis imaginar, no lo hicieron precisamente con fuegos artificiales y con intenciones lúdicas, sino con armas, otra de las aplicaciones de la pirotecnia (menos divertida).

A continuación, os mostramos la "magia" encerrada en estos productos explosivos.

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¿CÓMO SE CONSIGUEN LOS COLORES?

El sodio es el responsable de los amarillos y los dorados.

El bario produce los verdes.

El cobre (carbonato de cobre / monocloruro de cobre) da lugar al color azul.

Las sales de estroncio dan el color rojo.

El titanio es el responsable de los destellos blancos y plateados.

Otros químicos usados habitualmente son:

El carbono, que provee el combustible.

Los oxidantes, que producen el oxígeno para la combustión.

El magnesio, que incrementa el brillo y la luminosidad.

El antimonio, que da un efecto glitter (es un efecto que marca los halos de los brillos).

El calcio, que da más intensidad a los colores. Foto: Creative Commons

¿CÓMO SE PRODUCE EL COLOR?

Detrás de esas bellas explosiones de color en el aire básicamente se encuentran dos fenómenos: incandescencia y luminiscencia, indicó Quo.

En la incandescencia, la luz se produce a consecuencia de la energía calorífica. Si calentamos un cuerpo a una determinada temperatura, este emite una radiación electromagnética dentro del espectro visible.

El secreto está en la temperatura. Dependiendo de esto, la luz puede variar desde el blanco hasta el rojo haciendo una paradita en los colores intermedios. Al controlar esta temperatura, podemos dominar el color deseado.