El avance constante de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, junto con una serie de tratados bilaterales de libre comercio, está abriendo nuevas oportunidades comerciales y de inversión sin precedentes en América Latina.
La modernización de puertos, redes logísticas y corredores digitales está impulsando la conectividad regional, reduciendo costes de transporte y facilitando el acceso a mercados globales.
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China ya ha firmado tratados de libre comercio con Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua, y negocia nuevos acuerdos con Panamá, Honduras y Colombia.
Desde su primer acuerdo en la región, en 2005, ha fortalecido su presencia con alianzas estratégicas y más de 15 acuerdos comerciales con países clave como Brasil, Argentina y Nicaragua.
China y América Latina
El comercio entre América Latina y China alcanzó un récord de 518.467 millones de dólares en 2024, con el país asiático consolidándose como el principal socio comercial de Brasil, Chile, Perú y Uruguay. La inversión directa china en la región ascendió a 14.710 millones ese mismo año.
Según expertos como Wang Qian y Sun Yanfeng, las economías de ambas regiones son altamente complementarias; América Latina aporta materias primas y productos agrícolas, mientras que China provee bienes manufacturados y tecnológicos.
No obstante, esta dinámica ha provocado un creciente debate sobre la reprimarización exportadora y la desindustrialización regional.
El déficit comercial acumulado con China entre 2011 y 2022 superó los 1,2 billones de dólares, dos tercios correspondiente a México, contrastando con el superávit que la región mantiene con EE.UU.
Frente a la política arancelaria de Washington, China apuesta por un comercio sin barreras. Su objetivo; asegurar recursos clave y ampliar su influencia en una región de 670 millones de personas, en un momento de redefinición del orden económico global.