Los Astros esperan haber dejado atrás todo el escándalo

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Los Astros de Houston pasaron su invierno en ojo de la tormenta por el escándalo de robos de señales que le costó el empleo al mánager AJ Hinch y al gerente general Jeff Luhnow.

El septuagenario Dusty Baker asumió como piloto de los campeones de la Liga Americana en la antesala de los entrenamientos de primavera. Fue la decisión que tomó el dueño Jim Crane, en gran medida porque quería a un dirigente de la vieja escuela y de rígida disciplina para tratar de distanciar a los Astros del daño que el previo régimen causó al equipo y a su imagen.

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El cambió no impidió que los Astros acabaran siendo los villanos del béisbol la pasada primavera. Los jugadores, ninguno de los cuales fue sancionado por su participación en el escándalo, fueron blanco de improperios durante los entrenamientos y en los pocos juegos que disputaron antes que el béisbol fuera paralizado por la pandemia de coronavirus.

Estaba cantado que iban a toparse con aficiones hostiles en cada gira. Pero zafaron. La temporada se retrasó por meses, y ahora un apurado calendario de 60 juegos se llevará a cabo en estadios vacíos.

Baker, con 71 años, tendrá la que podría ser su última oportunidad de ganar la Serie Mundial y confía que el escándalo no afecte al equipo al iniciar la campaña el 24 de julio en casa ante Seattle.

“Ya pasó”, dijo. “Espero no tengamos que estar volviendo a repasar esto una y otra vez durante el año. Lo dejamos atrás. Quisiera dejarlo detrás”.

El comisionado Rob Manfred determinó en enero que los Astros quebrantaron las reglas al usar una cámara de video para robar las señales de los cátchers durante la campaña que se coronaron campeones de la Serie Mundial en 2017, y otra vez en 2018. Hinch y Luhnow fueron suspendidos por una temporada antes de ser despedidos por Crane.

Crane y muchos de los jugadores que siguen en el equipo y fueron involucrados en el escándalo, como el tercera base Alex Bregman y el segunda base José Altuve, dedicaron los primeros días de la pretemporada ofreciendo disculpas, pero sin poder sofocar la ira contra los Astros.

“Pedimos perdón”, dijo Baker. “Expresamos pesar, algo de remordimiento, cierta tristeza, antes de la suspensión. Así que nada más espero poder volver a jugar y dejar esto atrás”.

Altuve no supo responder cuando le preguntaron si todo esto tiempo sin actividad le facilitará al equipo voltear la página o si hizo que la gente perdonase a los Astros.

Optó por hablar de los desafíos que presenta una breve temporada, y que está encantado de volver a un diamante.