Honduras permanece con inundaciones tras un mes de Eta e Iota

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Tegucigalpa – Después de un mes del paso de la tormenta tropical Eta por Honduras, a la que le siguió Iota, pareciera que los dos fenómenos naturales pasaron ayer por el país, dejando una estela de dolor por la muerte de alrededor de un centenar de personas y cuantiosas pérdidas materiales.

Eta, que el 3 de noviembre entró por Nicaragua como huracán en categoría 4, de una máxima de 5 en la escala Saffir-Simpson, salió por Honduras el día 5 convertida en depresión tropical, dejando severas precipitaciones en todo el territorio hondureño, principalmente en el occidente y norte.

 

No habían transcurrido ni dos semanas de la salida de Eta por el caribe hondureño, cuando el 17 noviembre, Iota, que también penetró por Nicaragua, como huracán categoría 5, entraba por el oriente de Honduras, hasta salir por el Pacífico, causando fuertes lluvias.

Las graves inundaciones que dejó Eta, no habían bajado y se volvieron más descomunales por las precipitaciones que trajo Iota.

Las lluvias de ambos fenómenos tropicales golpearon fuerte la infraestructura productiva de Honduras, con mayor incidencia en el occidente y norte del país, además de muchos derrumbes en carreteras y montañas que causaron graves daños, como la desaparición del mapa de la aldea La Reina, en el occidental departamento de Santa Bárbara, que quedó sepultada por el desprendimiento de un cerro, entre otros.

 

Eta e Iota también dejaron incomunicadas varias comunidades de Honduras, de las que algunas continúan inundadas, como el extenso y fértil valle de Sula, con poblaciones que siguen clamando por ayuda.

Miles de damnificados sin saber adonde ir

La mediana de la autopista que comunica a la ciudad de San Pedro Sula con La Lima y El Progreso, de unos 27 kilómetros, se ha convertido en una cadena de campamentos improvisados hechos con palos y plásticos por miles de damnificados que no tienen adonde ir porque sus comunidades están todavía anegadas.

Otros damnificados continúan en albergues públicos y privados, de los que a diario algunos salen para ir a hacer labores de limpieza a sus casas y regresan porque la faena no es de un día.

 

El Aeropuerto Internacional Ramón Villeda Morales, de San Pedro Sula, situado en los alrededores de La Lima, quedó completamente inundado, y según lo que prevén las autoridades, volverá a operar hasta en enero o febrero de 2021.

 

El agua sucia estancada con enorme promontorios de basura también es visible en campos bananeros adyacentes a los municipios de La Lima y El Progreso, lo mismo que en extensos cultivos de maíz, arroz, cítricos y palma africana, entre otros.

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Son muchas las empresas industriales que también siguen inundadas a causa de las inundaciones causadas por Eta e Iota.

 

Los dos fenómenos agudizaron la grave situación social y económica que ya atravesaba Honduras a causa de la pandemia de COVID-19, que desde marzo ha dejado alrededor de 3,000 muertos y 110,000 contagiados.

Antes de la pandemia de COVID-19, Honduras registraba más del 60 % de sus 9.5 millones de habitantes viviendo entre la pobreza y la miseria.

Solamente la pandemia de la mortal enfermedad ha dejado entre 500,000 y 600,000 desempleados, según fuentes oficiales, por lo que analistas prevén que luego del paso de Eta e Iota, los índices de pobreza en el país centroamericano superarán el 70 %, informo EFE.