Cuentan la verdadera historia del mausoleo La Novia en El Salvador

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Son muchos los mitos que se cuentan alrededor del mausoleo “La Novia” del cementerio de Los Ilustres en El Salvador. 

El morbo salvadoreño permite propagar la historia de una mujer que deambula por las noches entre las tumbas del camposanto, las trágicas historias que cuentan de ella incluyen desamor, un ramo de rosas envenenado y traición. Sin embargo, su verdadera historia es aún más triste.

El mausoleo de Lidia S. Cristales de López, nombre que muy pocos conocen, es uno de los que más llaman la atención del cementerio de Los Ilustres. Esta es una escultura de mármol que representa a una joven y hermosa mujer vestida de novia con un ramo de flores en sus manos.

La historia

La mujer murió en mayo de 1924, seis meses después de haberse casado con el doctor César Emilio López y con tres meses de embarazo, según información que brindó Yolanda de Manzano, esposa del sobrino de Lidia.

Llegando al rancho, Lidia empezó a sentir dolor en su vientre y decidieron regresar, esto implicó volver a hacer el viaje para que ella fuera atendida en el Hospital Rosales.

“Tomen en cuenta que en esos tiempos, 1924, no existía tanta tecnología como hoy y lógicamente (Lidia) se puso gravísima. El trayecto de tres días causó estragos en ella y cuando llegaron al hospital la atendieron, pero ella falleció de fiebre puerperal. Nadie la mató, nadie la dejó en la iglesia o todos los inventos que la gente afirma”, contó en una entrevista Yolanda de Manzano.

Después de la muerte de su esposa, el doctor César Emilio López decidió especializarse en ginecología y obstetricia para ayudar a mujeres que pasaran por la misma situación de su esposa.

El Mausoleo

Después de la muerte de la joven, Genoveva Serrano, madre de Lidia, decidió mandar hacer un busto o un ángel para ponerlo en la tumba, envió una fotografía de su hija y el artista decidió esculpir la imagen de la joven.

El artista no dejó ir ni un solo detalle de la imagen, captó la expresividad del rostro de la joven, los pliegues del vestido, propio de la década de 1920; las flores, manos y joyas. Este mausoleo es, sin duda, uno de los más atractivos del cementerio salvadoreño de Los Ilustres.