«Endiablados» purgan a salvadoreños en tradicional Talcigüines

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Texistepeque (El Salvador), 26 mar (EFE).- Fieles católicos, lugareños y foráneos se dieron cita hoy Lunes Santo, en la localidad salvadoreña de Texistepeque, para que los "endiablados" Talcigüines les purguen sus pecados a golpe de látigo, como manda la ancestral tradición de la zona noroeste de El Salvador.

Ataviados con túnicas y máscaras rojas, un total de 45 "hombres endiablados", según el significado de Talcigüín en la lengua indígena náhuat, inundaron las calles de la localidad con el dolor que reparten sus látigos de cuero, con los que "limpian" de sus culpas a los asistentes.

La tradición de los Talcigüines consiste en una representación teatral que recrea la eterna batalla entre "el bien y el mal" en la que año tras año los "endiablados" son sometidos por Jesús, representado por Walter Salguero, quien dijo a Efe que "el Todopoderoso triunfa, porque el bien siempre vence al mal".

El acto, al que asisten cada año cientos de personas, comienza desde muy temprano cuando los participantes asisten a escuchar misa alrededor de las 7.00 hora local (13.00 GMT), además de confesarse y comulgar.

Posteriormente los Talcigüines corren despavoridos por las empedradas calles de Texistepeque, departamento de Santa Ana, para encontrarse con Jesús en cada esquina, con quien libran una simulada batalla en la que finalmente los "endemoniados", símbolo del mal, caen al suelo, de modo que son vencidos por el bien, en la figura del Nazareno.

Con la rabia de la derrota, cada "endiablado" corre por las calles mientras ondea su latigo y reparte crueles golpes a los asistentes, quienes corren a un lugar donde los azotes no los alcancen o los aceptan resignados, con el objetivo de purgar sus pecados. La tradición dice que por cada latigazo recibido, se limpia una culpa.

Aunque se desconoce la fecha en la que se inició esta tradición, la batalla de los Talcigüines es uno de los actos más destacados durante la conmemoración de la Semana Santa en El Salvador, país de mayoría cristiana y donde las procesiones y la devoción inunda las calles e iglesias en estos días.

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Según los más ancianos del lugar, la representación tiene su origen en la mezcla de las culturas indígenas y española durante la época de la Colonia.

La tradición fue declarada patrimonio cultural intangible de El Salvador en 2014, recordó Salguero, quien lleva 39 años, de sus 51, representado a Jesucristo.