Bolivia y Nicaragua rechazan ante la OEA intervención en asuntos internos de Venezuela

"La OEA no puede seguir siendo usada por un país para el linchamiento político en contra del Gobierno de Venezuela", sostuvo el embajador alterno nicaragüense, Luis Ezequiel Alvarado. 

El embajador alterno de Nicaragua, Luis Ezequiel Alvarado, condenó la convocatoria a la reunión de consulta de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la situación en Venezuela por considerar que está destinada a intervenir en los asuntos internos de ese país.

"Nuestra enérgica condena a esta reunión destinada a intervenir en los asuntos internos de Venezuela sin su consentimiento", afirmó el diplomático, el primero en tomar la palabra en la plenaria del encuentro donde cada país puede hablar seis minutos.

"La OEA no puede seguir siendo usada por un país para el linchamiento político en contra del Gobierno de Venezuela, es lamentable que un grupo de hermanos países se hayan parcializado en sus apreciaciones y enfoques", sostuvo Alvarado sin mencionar a ninguno.

Por su parte, el canciller boliviano Fernando Huanacuni condenó lo que considera una "intervención" de ciertos actores de la OEA en los asuntos internos de Venezuela

"Los países de la región  no necesitan de protectorados ni tutelajes. Nada de lo que hagamos sera útil sin la participación de Venezuela", dijo Huanacuni durante su discurso en la reunión de cancilleres de la OEA

El diplomático boliviano opinó que la OEA y en particular su secretario general, Luis Almagro, "no puede seguir incitando al enfrentamiento y la violencia" en Venezuela

La reunión de cancilleres de la OEA sobre Venezuela comenzó este miércoles con una hora de retraso tras un breve encuentro informal privado de unos quince minutos en el que solo se abordaron temas procedimentales, según explicaron fuentes diplomáticas.

Los cancilleres llegan divididos a su primera reunión sobre la situación de Venezuela, con tres proyectos de declaración sobre la mesa que por el momento parecen difíciles de conciliar para lograr aprobar un texto común, lo que requiere el apoyo de dos tercios de los 34 Estados, es decir, 23.