La Alcaldía de Lianyungang, una ciudad del este de China, suspendió temporariamente un proyecto de planta de tratamiento de residuos nucleares debido a las protestas de la población, informó la municipalidad en su miniblog oficial.
Los habitantes de Lianyungang, situada a 480 km al norte de Shanghái, se manifestaron durante varios días contra ese proyecto franco-chino que, sostienen, tendrá efectos nocivos para el medio ambiente.
La municipalidad de Lianyungang va a «suspender temporariamente» su participación en el proceso de selección de un predio para el futuro sitio nuclear, según el comunicado.
En las manifestaciones habían participado «varios miles» de personas, según dijo el lunes a la AFP un empleado de un hotel.
Otro habitante, Xu, dijo a la AFP que hubo «enfrentamientos violentos entre la policía y los manifestantes».
Las redes sociales chinas difundieron fotos de una gran muchedumbre congregada en una plaza pública y rodeada de un cordón de cientos de policías.
La francesa Areva firmó hace un año con el gigante nuclear chino CNNC un protocolo de acuerdo en el marco de un proyecto de desarrollo de una fábrica de tratamiento y reciclaje de combustibles usados en China, aunque no se dio a conocer su ubicación.
Se trata de un proyecto crucial para el grupo francés Areva que atraviesa una grave crisis y decidió especializarse en la gestión del ciclo del combustible nuclear.
Los habitantes de Lianyungang, localidad portuaria de la provincia de Jiangsu, temen que la ciudad sea seleccionada para instalar la planta de tratamiento, ya que el CNNC construye actualmente una nueva central nuclear no muy lejos.
Por su parte, Estados Unidos manifestó hace unos meses su inquietud por la acumulación de stocks de materiales radiactivos en Asia oriental.
China es el primer mercado para la industria nuclear de uso civil, con 34 reactores en funcionamiento y 20 en construcción, según la Asociación Nuclear Mundial.
Pero un número creciente de manifestaciones ilustra las preocupaciones de una parte de la población, cinco años después de la catástrofe nuclear de Fukushima en Japón en marzo de 2011.