Con Muguruza, ¿cambio de guardia en el tenis femenino?

Hay un factor que Serena Williams siempre ha tenido a su favor: adversarias que se desmoronan al toparse contra la campeona de 21 torneos del Grand Slam.

Garbiñe Muguruza es una tenista distinta. Tiene los golpes y, ante todo, tiene el temple, confirmado con su consagración en el Abierto de Francia. La victoria 7-5, 6-4 ante Williams en la final del sábado se gestó a partir de su convencimiento de que tenía la calidad para vencer a la estadounidense.

«Salgo a la pista sin miedo, a ser agresiva. Vas por todas, pero con calma», sintetizó la española nacida en Venezuela tras levantar su primer trofeo de Grand Slam.

Esa actitud augura lo que Billie Jean King denominó como el «inicio de un cambio de guardia» en el tenis femenino.

Con 22 años, Muguruza emula a la bicampeona de Wimbledon Petra Kvitova como las únicas ganadoras de grandes que nacieron en la década de 1990.

«Veintidós es la edad ideal. Yo gané mi primer Wimbledon a los 22», declaró King. «Ahora tendrá la oportunidad de consolidarse en vez de ganar un Grand Slam cuando tienes 17 y no estás preparada para lidiar con todo lo que eso implica».

Este es el tercer grande seguido en que Williams se despide sin el título, estancada en su empeño por igualar el récord de 22 de Steffi Graf en la era de los Abiertos, desde 1968.

Angelique Kerber superó a Williams en la final del Abierto de Australia en enero, pero la alemana tiene 28 años. Más joven, Muguruza ya posee un estilo agresivo de pegarle fuerte a todo, apretar ante las devoluciones de saque y tomar riesgos. Juega con un instinto arrollador, juega a lo Serena Williams.

«Es una chica con una gran potencia y tiene ambición», resaltó King. «Su revés es fenomenal, y su derecha también».

Aranxta Sánchez Vicario, cuyo tercer título de Roland Garros en 1998 había sido el último de una mujer española en el torneo, opinó que Muguruza apenas despunta.

«Sólo le falta un poco más de consistencia durante todo el año y algo más de madurez», dijo Sánchez Vicario. «Cuando lo consiga será mucho más peligrosa».

El de París fue el primer título de Muguruza en superficie de arcilla y apenas el tercero de su carrera tras los obtenidos en Hobart (2014) y Beijing (2015). El lunes amanecerá como la número dos del mundo, su mejor ranking.

Su desafío inmediato apunta a Wimbledon, que arranca dentro de tres meses. Fue ahí donde sucumbió ante Williams en la final del año pasado, un descalabro que le sirvió de experiencia para dar el golpe sobre la mesa en París.

«Creo que los torneos importantes son aquellos en los que tienes que jugar bien, los que realmente importan, en los que tienes que jugar a un alto nivel», dijo Muguruza. «No me conformo con esto. Mi ilusión es ganar más torneos como éste. Espero volver a otra final en Wimbledon».

¿Y Williams? Es imprudente descartarla, por más que a sus 34 años sea la tenista más veterana y también la de mayor edad en conquistar un grande en la era abierta.

«Mientras podamos estar en finales y semifinales de Grand Slam, vamos a tener muchas oportunidades para lograrlo», dijo el entrenador de Williams, Patrick Mouratoglou, sobre alcanzar la marca de 22 de Graf.