NBA: Receta para el empate

¿Fueron más las cosas que los Cleveland Cavaliers dejaron de hacer que las buenas de los Golden State Warriors en el primer partido de las Finales NBA?

Es probable que sí, en especial si se considera que los dos principales jugadores de Golden State jamás estuvieron en su nivel.

De hecho, Stephen Curry tuvo una de las peores noches que se hayan visto en este tipo de partidos para un Jugador Más Valioso de la temporada regular. Entre Curry y Klay Thompson se combinaron para apenas 20 puntos y en realidad de no ser por la banca es probable que los Warriors ni siquiera contaran un triunfo en la serie, pero los Cavaliers estuvieron peor.

Los Cavaliers tienen diversos ajustes por hacer, si pretenden que la historia sea diferente cuando la NBA entregue el Trofeo O’Brien de campeón del 2016:

 

1.- Tienen que encontrar la manera de detener a la banca.

Se suponía que la profundidad de los Cavaliers era mejor después de los cinco que abren partidos. Pero el jueves por la noche los suplentes de los Warriors apalearon 45-10 a los de Cleveland, la mayor diferencia en Finales durante los últimos 50 años.

Si el plan era detener a los dos súper estrellas, Curry y Thompson, quizá llegó el momento de voltear a ver a los artistas de reparto…
Shaun Livingston se levantó del banquillo para anotar la misma cantidad de puntos que Curry y Thompson combinados, 20…

2.- Cleveland tiene que anotar más puntos…

En las tres derrotas que suman esta postemporada, los Cavaliers promedian apenas 90 puntos; insuficientes siempre para competir contra un equipo con la explosividad y disparadores que tiene Golden State.

Los Cavaliers apenas atinaron 38 por ciento de sus tiros de campo, incluido 33 por ciento desde afuera del arco.

Un jugador titular como J.R. Smith no puede darse el lujo de anotar apenas tres puntos o Kyrie Irving encestar siete de 22 intentos; la gran mayoría en el tercer periodo, en el único que Cleveland estuvo arriba en el marcador.

3.- Jugar con intensidad todo el partido en toda la cancha…

Por momentos pareció que algunos Cavaliers ni siquiera habían notado que las Finales comenzaron ya.

Los Warriors anotaron 54 puntos en la pintura enemiga y en diversas jugadas dentro de su propia pintura, habían dos estrellas intentando pelear balones 50-50, ya fueran LeBron James, Kevin Love o Tristan Thompson, y pareció que el resto ni siquiera salían en la fotografía.

Quizá deberán pensar mejor el momento de jugar con alineación «pequeña». El jueves perdieron por 26 puntos, cuando sacaron a sus centros naturales.

Peor aún, la energía pareció desaparecer por completo después de la carrera 23-6 que tuvieron los Warriors entre el tercero y cuarto periodos, a pesar de que aún había tiempo suficiente para tratar de remontar.

4.- Defensa del perímetro contra actores de reparto…

Es probable que los Cavaliers decidieron en su plan defender a Curry y Thompson afuera del arco, a costa de lo que fuese.

Livingston anotó seis de ocho disparando al menos desde 10 pies de distancia y ocho de 10 tiros anotados en general desde cualquier lugar.

Leandro Barbosa estuvo perfecto en cinco disparos, la gran mayoría solo por completo.

Y Draymond Green tuvo oportunidad en seis triples y para buena suerte de los Cavaliers falló cuatro, porque estaba aislado.

5.- Despierten a LeBron James…

LeBron James anotó cuatro de cinco en el primer periodo y luego desapareció.
Los cinco disparos iniciales fueron atacando la canasta o desde la pintura; después sólo se dejó ir rumbo al aro en seis ocasiones más.

El estrella de los Cavaliers pasó en blanco en el segundo cuarto y en el resto del partido apenas otras 12 unidades.

Los Cavaliers van a necesitar mucha más agresividad de James si pretenden competir, de ambos lados del balón.

Andre Iguodala frenó de nuevo al súper estrella, como sucedió en la segunda mitad de las Finales del pasado año.

El entrenador Tyronn Lue necesita aprovechar los dos días entre juegos para encontrar el antídoto o la serie durará poco.