¿Porque nadie quiere hablar de hemorroides? Aquí te contamos sobre este mal

hemorroides

Vergüenza, mucho dolor y sobre todo silencio es lo que envuelve el tema de las hemorroides, el cual no se aborda con frecuencia o si surge en alguna conversación siempre va salpicado de bromas o chistes. Sin embargo es un problema bastante frecuente, que no distingue, razas, clases o sexo, y por tanto merece ser tratado a tiempo y con mucha madurez.

¿Qué son?

Conocidas también como almorranas, de acuerdo con Francisco Quintanilla López, coloproctólogo y cirujano gastrointestinal, se trata de venas inflamadas que se juntan con las arterias alrededor del ano o en la parte interior o distal del recto formándose en pares.

“Son como pequeñas bolsas de sangre, de ocho a 12 hemorroides, de las cuales tres son las más grandes y las que usualmente dan molestias”, explica el doctor.

Esta afección, agrega Quintanilla, es muy común en hombres y mujeres, y se estima que cuatro de cada 10 personas puede tener en cualquier momento de su vida una crisis con síntomas como sangrado, dolor, ardor, picazón y ano húmedo.

Causas

Sobre las causas de este padecimiento, la Clínica Mayo explica que éste puede desarrollarse a partir de un aumento en la presión en el recto, como consecuencia de hacer mucha fuerza al defecar, permanecer sentado por largos períodos de tiempo en el baño, así como debido a diarrea crónica o estreñimiento.

 

También puede ser ocasionada por obesidad, estado de embarazo, por relaciones sexuales anales o por llevar una dieta baja en fibras. Al mismo tiempo, la institución indica que es muy probable que las hemorroides aparezcan con la edad, ya que los tejidos que soportan las venas en el recto y el ano se pueden debilitar y estrechar.

El diagnóstico

De acuerdo con el doctor Quintanilla, lo primero es conocer la historia clínica del paciente. Esto porque al indagar sobre los antecedentes familiares y las enfermedades que se han padecido, se puede formar un mejor criterio clínico para estudiar el caso individual de cada uno.

Examinar al paciente es el segundo paso. Para hacer la evaluación física, Quintanilla López indica que la persona debe colocarse en posición decúbito dorsal izquierdo, como en posición fetal y con las rodillas dobladas hacia el pecho, ya que es necesario realizar una inspección por fuera, al separar los glúteos para revisar el ano.

“El paciente debe pujar como si fuera ir al baño y si está intacto de esa zona, se procede a realizar un tacto rectal que no produce dolor, solo genera ganas de ir al baño”, explica.

Para complementar el estudio proctológico, se realiza una anoscopia o rectosigmoidoscopia.

En caso de detectarse algún tumor se indica una colonoscopia.