Autismo podría ser detectado por medio de análisis de sangre

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El autismo es una enfermedad que mete en presión y preocupación a padres de familia de esta nueva era, ya que muchos niños están presentando este síndrome que infiera en algunas habilidades de los infantes. 

Según la biblia de los transtornos mentales, el DSM-5, el término trastornos del espectro autista (TEA), aparece en la infancia y engloba diagnósticos relacionados con déficit en la comunicación, dificultades para integrarse socialmente, una exagerada dependencia a las rutinas y hábitos cotidianos, y una alta intolerancia a cualquier cambio o a la frustración.

Ahora podría detectarse con un nuevo análisis de sangre.

Análisis en desarrollo

Investigadores de las universidades británicas de Warwick y Birmingham y la universidad italiana de Bolonia, entre otros, están desarrollando este análisis de sangre que el potencial de evitar largos y complejos diagnósticos de TEA en niños.

Por el momento, han publicado un estudio muy prometedor en la revista Molecular Autism, dirigido por la doctora Naila Rabbani, de la Universidad de Warwick, en el que han encontrado una conexión entre el autismo y la presencia de proteínas dañadas en el plasma sanguíneo por la oxidación y la glicación, procesos en los que las especies reactivas del oxígeno (ROS) y las moléculas de azúcar modifican de manera espontánea las proteínas:

Nuestro descubrimiento podría conducir a un diagnóstico e intervención más tempranos. Esperamos además que las pruebas revelen nuevos factores que causan los TEA. Con más pruebas, podremos revelar perfiles específicos en el plasma y la orina o "huellas dactilares" de compuestos con modificaciones perjudiciales, y todo esto puede ayudarnos a mejorar el diagnóstico de los TEA y a señalar el camino hacia causas de los TEA que aún se desconocen.

Si bien el análisis aún se encuentra en fase de investigación, el resultado del estudio fue una prueba de diagnóstico que resultó ser más acertada que cualquier método actualmente disponible.

En solo los últimos treinta años, el autismo se ha multiplicado por 10: de 4 de cada 10.000 niños en los años 1970 a 40 de cada 10.000 actualmente en Estados Unidos, en parte porque los diagnósticos han ido mejorando.