¿Usas tu celular en el baño? Después de leer esto no volverás a entrar con él

Si eres de las personas que estando en el trono aprovechas para mandar whats, publicar fotos en Instagram, hacer snapchats o simplemente revisar Facebook o Twitter, puede que las anotaciones de la doctora Lisa Ackerley te puedan hacer cambiar de opinión.

Resulta que no sólo tus gérmenes, sino también los de las demás personas que se han sentado antes que tú en el retrete, pueden llegar a tu teléfono y de ahí a tu boca

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Te presentamos lo que plantea la doctora Ackerley al respecto de usar tu celular en el baño:

En el sanitario existen gérmenes de todas personas: en el asiento, en la manilla o botón de descarga, en el papel higiénico o la perilla de la puerta del baño, en esos puntos podemos encontrar bichos de todo tipo, desde norovirus hasta salmonela. Entonces, si llevas tu teléfono al retrete hay un gran riesgo de que termines cubierto de ellos. Para dejarlo un poco más claro, los gérmenes van a través del papel higiénico, así que después de que terminas tus necesidades, tus manos están sucias y si agarras tu teléfono después de ir al escusado, vas a transferirlos a él; irán directo a tu boca, ya sea por morderte las uñas o de tus manos a la comida, como cuando haces un sándwich.

Luego de leer los comentarios de una experta en salud, puede que muchos estemos pensando en dejar de utilizar el teléfono en el escusado, pero para ser francos, ¿cómo vamos a ver memes y otras cosas mientras estamos en esa situación?

Ackerley también aporta algunas medidas cautelares para mantener a los gérmenes lo más alejado posible de nuestro móvil y nuestra boca:

-Mantén tu teléfono en tu mano izquierda (si eres zurdo, colócalo en la derecha)

-No toques nada más con esa mano

-Usa tu mano derecha para limpiarte, bajarle al baño y tocar la manija de la puerta.

-Pon tu teléfono en tu bolsa de pantalón y luego lava ambas manos a conciencia.

Para evitar el aburrimiento y que dejes de pensar en las bacterias que te rodean, puedes leer las etiquetas de los productos que encuentres por ahí, buscar figuras absurdas en los azulejos o leer las quejas y anuncios de las paredes del baño público, así lo indica La Guía del Varón.