Cierran 20 clínicas en Afganistán por amenazas de los talibanes

Kabul, 26 jul (EFE).- La organización Comité Sueco para Afganistán (CSA) anunció hoy el cierre de una veintena de sus clínicas en la provincia oriental de Laghman tras haber sido amenazada por los talibanes, una decisión que afectará a decenas de miles de personas.

La ONG ha cerrado también hasta próximo aviso su oficina de gestión en la provincia y ha enviado a casa al personal de los centros afectados por las amenazas que "han sido proferidas cada vez más contra algunos trabajadores", explicó en un comunicado la directora de CSA en el país, Madeleine Jufors.

En Laghman, una de las dos provincias afganas donde está activa, la organización contaba hasta ahora con 54 clínicas que atendían a unas 460.000 personas y, si bien por el momento las 34 restantes permanecerán abiertas, Jufors no descarta su cierre si se intensifican las intimidaciones.

"Estoy muy preocupada por el impacto que esto puede tener en alrededor de medio millón de niños, mujeres y hombres en Laghman, ya que les podría negar el derecho a servicios sanitarios de emergencia", advirtió.

Sobre la naturaleza de las amenazas, la organización explicó que la formación insurgente demandaba cambios en la ubicación y alcance de las clínicas en Laghman.

"Sus demandas iban en contra de la política y acuerdo que nuestro comité tiene con el Ministerio de Sanidad afgano", argumentó a Efe una portavoz de CSA, Humaira Ghani, al confirmar que no darán luz verde a sus empleados para regresar "hasta que los talibanes lo permitan".

CSA lleva 35 años trabajando en Afganistán, donde unos 70.000 niños acuden a escuelas manejadas por la ONG y dos millones de pacientes son tratados en sus clínicas cada año.

En 2016 una de sus clínicas en la provincia de Maidan Wardak (centro), la otra en la que está activa además de Laghman, fue escenario de una operación militar de las fuerzas afganas durante la que murieron tres presuntos talibanes.

En febrero pasado, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) suspendió temporalmente sus operaciones en Afganistán tras el asesinato de seis de sus trabajadores y la desaparición de otros dos en el norte del país.