Olor a putrefacción inunda el casco antiguo de Mosul y los combates siguen

Mosul (Irak), 5 jul (EFE).- Las fuerzas iraquíes luchan por expulsar a los últimos yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) del casco antiguo de Mosul, donde decenas de cadáveres se encuentran bajo los escombros y el olor a putrefacción se hace más intenso con el paso de los días y por las altas temperaturas.

Un residente de la zona de Al Faruq, en el interior de la zona antigua, Abu Ali, aseguró a Efe que centenares de familias han perdido la vida y están sepultadas bajo los escombros de las viviendas bombardeadas.

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Ali, de 58 años de edad, explicó que es difícil rescatar esos cuerpos, debido a que las callejuelas son estrechas y los bombardeos se repiten, por lo que los equipos de rescate no pueden o temen acercarse.

Este residente responsabilizó de esta "catástrofe" no sólo al EI, sino también al Gobierno iraquí, porque este último debe proteger a los civiles y sus propiedades.

Ali aseguró que la ofensiva sobre Mosul ha sido una "guerra de destrucción" y de "tierra quemada", tal y como denunció hoy también el coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), Jonathan Henry, a su regreso de esa ciudad.

"La destrucción en el oeste (de Mosul) es masiva, se han destruido hospitales y los barrios están en ruinas", aseguró, y calculó que entre 40.000 y 60.000 civiles permanecen aún en la mitad occidental de la urbe, muchos de ellos en el casco antiguo.

Una mujer que consiguió huir de la zona de combates, relató a Efe que su hijo de dos años y su madre han quedado sepultados bajo los escombros, y ahora no encuentra a su marido.

"No sé dónde está mi esposo, por favor ayudadme a rescatarlo!", gritó mientras lloraba y se golpeaba la cara, como muestra de duelo.

En los pasados días, un total de 75 cuerpos sin vida fueron recuperados cerca del Hospital Republicano del casco antiguo, aunque perecieron hace tiempo pero no pudieron ser rescatadas anteriormente.

El director del Departamento de Sanidad de la provincia de Nínive -cuya capital es Mosul-, Laiz Hababa, explicó a Efe que estos no pueden acceder por la amenaza de los francotiradores del grupo Estado Islámico (EI), que fueron los que mataron a los civiles.

Los equipos sanitarios están poniendo a punto diferentes operaciones para retirar los cadáveres de debajo de los escombros en la zona histórica, añadió Hababa, pero las calles estrechas dificultan esta labor.

Por su parte, el Observatorio Iraquí de Derechos Humanos informó de que ha recibido llamadas desde el casco antiguo de los residentes, los cuales aseguraron que decenas de cadáveres siguen sepultados en las viviendas destruidas en las zonas bajo el control de las tropas y del EI.

Además, la ONG local publicó un informe en el que indica que miles de civiles están atrapados en las áreas aún en manos de los yihadistas en el casco antiguo y estos no les permiten abandonar la zona.

Un residente del casco antiguo, que consiguió huir pero su familia permanece dentro del barrio de Dika Birqa, dijo al Observatorio que los combatiente de EI se llevan a los civiles con ellos cuando pierden terreno a manos de las fuerzas gubernamentales y se retiran.

Un trabajador de los servicios de emergencias llegó a las cercanías de la icónica mezquita de Al Nuri, volada por los extremistas a finales de junio, y reveló a la ONG que en la zona hay decenas de cadáveres todavía enterrados bajo los escombros y que nadie los ha rescatado.

Ese mismo testigo aseguró al Observatorio que había personas vivas entre los restos de sus hogares bombardeados, pero murieron porque no fueron rescatadas a tiempo.

El casco antiguo de Mosul está formado por barrios populares y viviendas viejas y amontonadas, que se han derruido bajo el fuego de artillería pesada y de los aviones del Ejército y de la coalición internacional liderada por EE.UU.

Además, la zona tiene calles estrechas por las que es difícil acceder con vehículos blindados o ambulancias, y que han sido hasta el momento un escondite ideal para los yihadistas, actualmente arrinconados en un área delimitada junto al río Tigris, en el noreste del casco antiguo.