Mortalidad inusual de ballenas jorobadas en la costa atlántica de EEUU

Las autoridades federales de Estados Unidos investigan una mortalidad inusualmente elevada de ballenas jorobadas desde el año pasado en la costa atlántica del país.

"Observamos un crecimiento anual importante de la mortalidad de las ballenas jorobadas desde el 1 de enero de 2016 y continúa ese fenómeno en 2017, elevando a 41 el número de estos cetáceaos encontrados muertos a la fecha sobre las costas" en Maine y Carolina del Norte, dijo este jueves Mendy Garron, una científica de la NOAA, la agencia océanica y atmosférica de Estados Unidos.

Ante estas cifras, la NOAA inició un programa que busca determinar el origen de este aumento de la mortalidad.

La cifra "normal" de hallazgos de ballenas jorobadas muertas en las costas entre Maine y Carolina del Norte es de unas 14 por año, precisó Deborah Fauquier, veterinaria de al oficina de protección de recursos de pesca de la NOAA.

En 2016, 26 cetáceos quedaron varados en las playas de esta región y en lo que va de este año ya suman 15.

Entre las 20 ballenas muertas ya examinadas por veterinarios y otros científicos de la agencia, diez murieron debido a choques con buques, dado que presentaban marcas de traumatismos importantes, como huesos rotos o hélices en el cuerpo.

Este número de ballenas muertas en choques con barcos también es más elevado que la media registrada hasta ahora, de 1,4 por año.

La NOAA exige que las embarcaciones se mantengan a una distancia de al menos 30 metros de las ballenas que son protegidas.

Las otras diez ballenas muertas "no tenían ninguna señal de enfermedades infecciosas" por lo que su deceso continúa sin explicación, añadió Garron.

La mayoría de las poblaciones de ballenas jorobadas fueron retiradas de la lista de especies en peligro de extinción en septiembre, después de 40 años de protección de esta especie.

Fauquier registró entre 10.400 y 10.752 ballenas jorobadas en esta parte del Atlántico norte. Esta especie se reproduce en el Caribe.

La NOAA indicó que este fenómeno de alta mortalidad "puede servir de indicador de la salud del océano y de problemas medioambientales más amplios que podrían afectar la salud humana".