El clima de la Tierra sigue rompiendo récords de calor

Otro mes, otro récord mundial de calor.

La temperatura promedio en agosto fue de 16,52 grados Celsius (61,74 Fahrenheit), 0,05 grados C (0,09 F) más alta que en agosto del año pasado, informó el martes la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).

Se trató del 16to mes consecutivo que rompe marcas de calor.

Deke Arndt, jefe de monitoreo de la NOAA, dijo que también fue el verano boreal más caliente, y 2016 se encamina a destrozar el récord alcanzado en el 2015 del año más caliente.

El mes de agosto de 2016 fue también 0,92 C (1,66 F) más caliente que el promedio en el siglo XX. Fue el quinto mes más caliente de todos los que se haya registrado, datos que se remontan a 1880. Seis de los 17 meses más calientes en los registros han sido los meses de los veranos boreales de 2015 y 2016.

El verano boreal de junio a agosto fue 1,21 C (2,18 F) más caliente que el promedio del siglo XX y superó el antiguo récord de calor en un verano, establecido el año pasado, en 0,11 C (una quinta parte de un grado Fahrenheit), señaló la NOAA.

«Los gases de efecto invernadero han empujado la aguja hasta la zona de emergencia», dijo Arndt.

La NOAA hizo su anuncio en un día en el que 375 integrantes de la Academia Nacional de Ciencias, incluido Stephen Hawking y 30 ganadores de premios Nobel, difundieron una carta pública en la que exhortaron a los líderes estadounidenses a no retirarse de un acuerdo internacional para disminuir el calentamiento global.

Kerry Emanuel, climatólogo del MIT, dijo que los científicos redactaron la misiva en respuesta a la plataforma del Partido Republicano que rechaza el acuerdo climático de París alcanzado en diciembre pasado. En la carta se afirma que la postura del candidato presidencial Donald Trump de retirarse de ese acuerdo «enviaría una señal clara al resto del mundo: a Estados Unidos no le importa el problema global del cambio climático provocado por los seres humanos».

Retirarse del acuerdo de París, dijo Emanuel, «aceleraría nuestro clavado de cabeza hacia un clima cada vez más riesgoso».