Niña hondureña muere atropellada por imprudencia

Niña de 10 añitos murió en la aldea El Marañón, jurisdicción de Honduras, luego de haber sido atropellada por un menor quien irresponsablemente conducía una motocicleta prestada, lo que muestra una total imprudencia de los dueños de este medio de transporte.

Una niña que regresaba de una iglesia, murió tras haber sido atropellada por otro menor de edad que se transportaba en una motocicleta, en la aldea El Marañón de esta jurisdicción.

A eso de las 4 de la tarde, la pequeña Yeimi Daniela Enamorado Reyes, de 10 años, se encaminaba para su casa después de haber asistido a la capilla, pero cuando estaba a dos cuadras de la vivienda, de repente apareció el motociclista, quien se hacía acompañar de otro muchacho, por lo que se la llevó de encuentro, atropellándola mortalmente, pues el menor conductor viajaba a exceso de velocidad.

La niña fue auxiliada por algunos vecinos, pues cayó sobre la maleza a la orilla de la calle y posteriormente fue llevada por sus parientes al Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula, donde murió.

De acuerdo a los dolientes, el adolescente que atropelló a la pequeña, andaba en una motocicleta que había pedido prestada y no portaba, ni casco de seguridad.

“Es una imprudencia que alguien preste su motocicleta o vehículo a otra persona, peor si son menores de edad los que los conducen, pues así se pueden evitar situaciones similares como la que estamos pasando en este momento”, dijeron familiares de la niña.

Daniel, padre de la infortunada, la describió como una niña especial, que tenía muchos sueños, pues soñaba con ser maestra.

“Ella era lo máximo, bien portada; era una niña emprendedora con muchos sueños, pues quería ayudar a la gente. En la escuela, era una de las mejores alumnas de su grado, tenía medallas de honor y estaba en el cuadro de honor, por tener excelentes calificaciones y le gustaba ir a la iglesia todos los días”, expresó Daniel.

Recordó que en muchas ocasiones su hija le manifestó que deseaba ser maestra, para enseñar a otros lo que sabía, “era una de las metas más grandes que tenía en la vida”.

Lamentó que “un irresponsable le haya arrebatado los sueños que ella tenía, porque fue un menor de edad que no usaba casco; además, llevaba otro muchacho como pasajero y se conducía a exceso de velocidad, por lo que, no pudo acortar la curva y precisamente en ese momento iba mi niña por ese sitio, pero Dios hará justicia”.