Qué es el agujero gigantesco que la NASA descubrió en el Sol

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El 5 de julio, el Observatorio Solar de Dinámica de la NASA observó una región activa girar sobre el Sol. El satélite lo siguió de cerca hasta que, por fin, dos semanas después, lo captó por completo en su movimiento rotatorio. Un agujero de más de 120.000 kilómetros de ancho.

La región recibió el nombre de AR2665 y los científicos de la NASA remarcaron que por su tamaño es capaz de producir llamaradas o "bengalas" solares. Las manchas solares son habituales, aunque menos frecuentes en este momento que el Sol se dirige hacia un período de menor actividad, denominado mínimum, que se presenta cada once años.

AR2665 es una de las zonas más oscuras y frías de la superficie solar. Son productos de sus interacciones con el campo magnético y tienden a aparecer en regiones de actividad intensa. Una vez que esa energía se libera, emanan llamaradas y tormentas solares. 

Lo que deslumbró a la NASA no fue su aparición. En realidad, se trata de un fenómeno habitual. Sus dimensiones son lo infrecuente. El agujero es más grande incluso que el planeta Tierra y no deja de crecer.

En un comunicado, la NASA sostuvo: "Un nuevo grupo de manchas solares giró a la vista y parece estar creciendo rápidamente. Es la primera mancha solar que aparece después de que el Sol estuviera impecable durante dos días y es el único grupo de manchas solares en el Sol en este momento".

Según Infobae, el video en time-lapse muestra que el punto crece a medida que gira durante un período de 42 horas. Por el momento, los expertos señalaron que es "demasiado pronto" como para predecir cómo se comportará la mancha en el futuro.

Por más que en las imágenes se perciban apenas unas manchas pequeñas, la agencia espacial recalcó que tan solo el núcleo oscuro "es más grande que la Tierra". Las tormentas solares que podría generar implicarían un grave riesgo para las redes eléctricas. Podría causar apagones masivos. Por ello, entidades como el Centro de Predicción del Tiempo Espacial monitorean su evolución para anticiparse a las probables ráfagas de radiación.