Errol Spence llega al límite en duro examen y convence

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Errol Spence Jr. se consagró merecidamente como campeón mundial de la única que manera que podía lograrlo en Inglaterra: antes del límite y superando los nervios o el complicado plan de pelea que llevó a la batalla el ahora ex monarca Kell Brook.

Fue una victoria difícil y que hasta la mitad del combate parecía una misión difícil de cumplir para el boxeador visitante.

La mayor experiencia, la diferencia física y el maquiavélico plan de pelea del británico, sumado al apoyo abrumador de su público, le complicaron el combate al invicto ex olímpico estadounidense que pasó varios sofocones en la mitad de la pelea y desnudó algunas carencias que seguramente esta batalla le permitirá corregir en el futuro.

Kell Brook, quien lucía como un peso mediano a la hora del combate, opuso al mejor boxeo de Spence una estrategia tan útil como sencilla: achicar distancia, velocidad en golpeo y el amarre inmediato.

El británico ensució la pelea, la enredó todo lo que pudo con el beneplácito del referí, que en ningún momento le llamó la atención, y fue logrando su propósito: conectar y evitar ser conectado, lo que le iba dando los asaltos en un lugar donde –ya se sabe– los jueces no dudan en favorecer al dueño de casa.

No había duda de que si el británico llevaba la pelea hasta la distancia, le darían la victoria. A esa presunción colaboraban los problemas que mostraba Spence para adecuarse al estilo de Brook al no poder imponer su actitud y, por sobre todas las cosas, encontrar la distancia adecuada para soltar su metralla, algo que vaticinamos en la previa de la pelea: que el estadounidense tuviera un plan alternativo.

Spence insistía con la pelea en corto, lo que facilitaba el bloqueo o el amarre de Brook, no lograba establecer su mayor virtud, el golpeo de media distancia, ni tampoco lograba conectar con su peligroso gancho de izquierda, bien bloqueado por el británico.

El peleador local, por insistencia de su esquina, se mantuvo enviando golpes a la zona media, lo que frenaba y obligaba a Spence a retroceder. Esa –la zona media– parece ser su talón de Aquiles.

La experiencia del campeón fue esencial para lucir superior en ese primer tramo de pelea y hasta lo fue en la valorización de sus golpes conectados. Brook le llegó varias veces al mentón de Spence, quien mostró buena asimilación, otra de las incógnitas previas a esta pelea.

En esa primera parte, Spence tampoco utilizó correctamente la otra herramienta que hace diferencia en su estilo, el jab. Dudaba mucho y con ello se perjudicaba de igual manera. Hasta el séptimo asalto, Brook mandaba Brook y a Spence le faltaba variedad y sorpresa. En resumen, se anulaba asimismo.

Después, las cosas cambiaron.

Un hematoma en el ojo izquierdo de Brook fue el blanco elegido por Spence para insistir con su golpeo aéreo y así encontró finalmente la mejor distancia y salió a poner presión a un Brook que comenzaba a sentir el cansancio. Es posible que el esfuerzo para dar el peso haya colaborado en el agotamiento del británico.

Allí comenzó otra pelea. Brook a defenderse, guapear a veces para mostrarse activo e intentar contragolpear, pero era inútil. Para el noveno episodio apareció el Errol Spence Jr. que todos esperábamos ver, el de presión, el de golpeo abrumador y, especialmente, el golpeador certero, algo que en los asaltos anteriores también fue una carencia, pues fallaba mucho.

Para el décimo episodio obligó a Brook a poner la rodilla en la lona y hasta volvió al recurso de las vendas sueltas de los guantes para tomar tiempo de recuperación, pero todo fue inútil. El golpeo duro y sistemático al rostro acrecentó la lesión sobre el ojo izquierdo y en el onceavo episodio, Brook volvió a colocar su rodilla sobre la lona y renunció a seguir peleando: abandonó la batalla.

La victoria premia al mejor, aunque a esa altura de la batalla resultaba muy difícil imaginar a Spence saliendo con la mano arriba. Si el combate recorría la distancia sin caídas del británico, era imposible que le otorgaran la victoria al estadounidense, pese a su mejor desempeño en la segunda mitad de la batalla.

No es novedad la fama de los fallos arbitrales en Inglaterra, normalmente se inclinan al dueño de casa y esta vez no tendría por qué ser diferente.

Spence es el futuro de la división Welter, no hay duda. Pero, también deberá superar errores que aparecieron en esta pelea, encontrar alternativas a su plan de batalla, mejorar el uso de su golpeo a distancia y hallar instrumentos que le permitan golpear desde los ángulos, carencia que fue notoria en esta pelea.

De todas formas, el panorama es saludable para crecer en las 147 libras.

Spence ya dijo que desea enfrentar a Keith Thurman, aunque hay otros posibles rivales de alto perfil como Danny García o el propio Shawn Porter que pueden ser excelentes examinadores.

Su victoria en Inglaterra es importante, porque el rival lo fue y ahora es Spence el hombre a vencer.

Esperemos que los próximos rivales sean tan buenos o hasta mejores que Brook.

El boxeo está agradecido.