Es tan triste ir al cine en Managua (Parte 2)

(De cómo los nicaragüenses entienden lo que se les antoja).

Llegaron al punto de decir que le estoy haciendo “bullying” al Mercado Oriental; que soy un “indio”; un “estúpido”; un “tapudo”.

Pero; ¿qué tiene de malo reclamar un buen servicio por el dinero que uno invierte en su entretenimiento?

Señoras y señores; tenemos la terrible costumbre de entender lo que nos “ronque” y no analizamos, con verdadero detenimiento, las opiniones de los demás.

Las reacciones al artículo de ayer “ES TAN TRISTE IR AL CINE EN MANAGUA” no se hicieron esperar. Colmaron las redes sociales, incluyendo el perfil de Facebook de la empresa para la que trabajo. Tuvieron todos los colores y sabores y, sobre todo, las ofensas basadas en un inexistente reconocimiento de la validez de mis reclamos que son los de muchos otros.

No señores; yo no exijo que todas las películas sean en inglés. Lo que exijo es que haya tandas especiales para personas como yo que gustan de escuchar las películas en su idioma original y con subtítulos. No veo por qué esa solicitud pueda hacerme “arrogante”.

Claro que comprendo que algunas tandas deben estar en español, principalmente para los niños.

Si leyeran bien, se darían cuenta de que en ningún momento dije que todo acá debe ser en inglés.

Salen con la excusa barata y bastante retrógrada de decir que “acá en Nicaragua hablamos español”. ¿Y qué con eso? Los que quieran seguir en la Edad de Piedra pues pueden hacerlo con toda comodidad. Pero yo (y muchos más) no puedo aferrarme a la idea de que por ser nicaragüense nunca voy a avanzar en cuestiones de idioma. Ya no es algo cultural, es algo global desde hace décadas que todos necesitamos aprender a hablar inglés.

En los comentarios al artículo algunas personas simplemente dicen estar de acuerdo, con un par de palabras, no necesitaron confeccionar párrafos y párrafos acerca de cómo este humilde servidor estaba “equivocado”.

Sí, era un día feriado. Sí, no reservé asientos con tarjeta de crédito. Sí, comprendo que mucha gente iría al cine el 2 de mayo tomando en cuenta que era un día libre. Pero nada de eso es suficiente argumento para que se me brinde un pésimo servicio.

Repito; una multitud enfurecida por el exasperante calor que hace en los alrededores de Cinemark y nada de orden. Basura en el piso por todos lados y para colmo solo como 4 banquitas para descansar mientras se hace la enorme fila tanto para comprar las tickets como para esperar el ingreso a las salas.

El resultado inmediato de una de las empresas de esta índole fue demostrar a este autor que la calidad puede brindarse porque hay esfuerzos de los administradores por darle un buen servicio a sus clientes.

Cinemas de Galerías Santo Domingo respondió al llamado a la justicia e invitó a Erick Ruiz a ver la película en total comodidad la noche del martes. Es obvio, Galerías es un nivel arriba de los demás centros comerciales, esto no es secreto para nadie. Sin embargo, los dueños de otros cines también tienen plata y pueden perfectamente invertir en la calidad de sus servicios, por el bien de sus clientes, sean los que sean.

Pasé un momento agradable con mis seres queridos y mientras pasaban los minutos de Capitán América pensaba que es necesario leer bien todo lo que se nos pone en frente. Comprender que las críticas de un cliente deberían desencadenar la sensatez de los empresarios, porque no se trata de 10 pesos lo que uno está pagando.

Así como en Galerías he visto un par de veces aglomeraciones de personas por la demanda de algunas películas; lo que te ofrecen adentro ya en las salas es de suma calidad. Por ello; ¿por qué otros no siguen el ejemplo?.

Por cierto; cuando acá en Nicaragua se dice: “Tal cosa parece un Mercado Oriental”; no se está denigrando a nadie. Es un dicho muy popular. Por favor no seamos absurdos porque eso ya no nos luce en los tiempos que vivimos.

Mientras más nos fijemos en los detalles de los productos que compramos, más van a mejorar. ¿O es que acaso a ustedes les gustaría llegar al cine y encontrar su butaca sucia?

Lo más importante es que de esta lección debemos aprender todos. Por la conveniencia de ir a ciertos lugares no podemos resignarnos a que nos den un mal servicio.

Repito; no son 10 pesos los que estamos pagando. Y aunque así fuera; esos 10 pesos son míos y me los gané con el sudor de mi frente.