Rescatan a brasileños esclavos «protegidos» del fin del mundo

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Una operación de fiscalización del Ministerio de Trabajo de Brasil permitió rescatar hoy a 565 personas que eran sometidas a condiciones análogas a la esclavitud en haciendas de propiedad de una secta religiosa brasileña, informaron fuentes oficiales.

Los trabajadores sometidos al trabajo análogo al de esclavo, así como otros 438 que trabajaban sin contrato formal y 32 menores ejerciendo actividades prohibidas, prestaban servicios a una secta religiosa conocida como “Comunidad Evangélica Jesús, la Verdad que Marca”, informó el Ministerio en un comunicado.

La fiscalización fue realizada este jueves simultáneamente en haciendas del grupo religioso en 15 diferentes municipios de los estados de Sao Paulo, Minas Gerais y Bahía.

La secta es investigada desde 2013, cuando ya habían sido hallados en sus haciendas otras 348 personas sometidas a condiciones inhumanas de trabajo, con horarios exhaustivos, muchas veces a cambio solo de la alimentación y la vivienda.

Los fiscales constataron que la práctica continuaba con un mayor número de trabajadores.

La investigación estableció que los trabajadores fueron reclutados en Sao Paulo por líderes de la secta que los convencían a donar sus bienes a las asociaciones controladas por el grupo religioso y a establecerse en comunidades rurales en donde compartirían todo.

Una vez reclutados, eran trasladados a haciendas para trabajar en cultivo agrícolas y en establecimientos como talleres mecánicos, puestos de gasolina, pastelerías, restaurantes y talleres de confecciones, todos de propiedad de los líderes de la secta.

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“En todas las operaciones de combate al trabajo esclavo, las víctimas, cuando llegan los fiscales y los policías, dicen que quieren ser liberados. Pero este caso no es común porque las personas fueron adoctrinadas y nos recibieron como si fuésemos el demonio”, relató el fiscal Marcelo Campos, que coordinó la operación.

“Ellos creen que en estas haciendas están protegidos del fin del mundo, lo que hace más difícil la situación en que están. Además de que les niegan los derechos laborales, son engañados. No quieren salir. Dicen que es una maravilla y el sueño de sus vidas”, agregó.